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No es un cuento

Juro por Dios que el maldito despertador no sonó. Odio levantarme así, empezar el día atropellada. ¿Me baño o no me baño? Ya son las 6:50 de la mañana, ¡Auxilio! Me figuró no bañarme, lavadita de cara, desodorante, loción y harto café a ver si se me quita esta cara de odio por la vida. ¿Dónde están las llaves del carro?, ¿Yo por qué seré así Señor? ¡Aquí están! Necesito uno de esos ganchitos para colgar cosas varias. Me fui. Adiós mi amorcito ¿Quién es un perrito dañino, ah?, ¿Quién? Lucía cerró la puerta de la casa. Llaves del carro entre los labios, bolso colgado en una mano, termo con café en la otra, moña en el pelo con la que había dormido y en secreto, una media diferente en cada pie. Siempre decía que se las tragaba la lavadora. Cuando se dio vuelta, vio una caja envuelta en papel amarillo en su entrada; tenía su nombre. Como la curiosidad era mucha y el afán también, se trepó con caja y todo al carro. Miró el reloj en el tablero: 7:15 de la mañana, tenía 15 minutos para

Querida Daniela

Te escribo esta carta un 13 de diciembre del año 2052 a las 10 de la noche, mientras me tomo un vino de antes de dormir, ya sabrás que después de los 35 años se necesita ese mareíto para poder conciliar el sueño.

Se que después de leer estas primeras líneas esperas con ansias recibir información acerca de cómo han transcurrido estos 30 años, a que me he dedicado, que tanto he conseguido y cómo me siento ahora, pero lamentablemente esta carta no es para eso.

También te estarás preguntando cómo hice para hacerte llegar esta carta, pero lo siento, es confidencial, si te lo digo es muy probable que no me lo permitan hacer de nuevo, y uno no sabe cuando pueda surgir otra emergencia digna de ser avisada. ¿Otra?, si otra. Me propuse decírtelo sutilmente pero creo que no lo he logrado. Creo que he mejorado el factor sorpresa al escribir con los años. 

Bueno, creo que es el momento de explicarte en qué consiste esta emergencia. Quiero que leas con atención e interiorices las palabras a continuación, repítelo día a día para que no lo olvides: Yo Daniela Rico Gutiérrez nunca compraré una casa inteligente. Quisiera ver tu cara después de leer mentalmente estas palabras. ¿Lo sospechabas? Creo que no.

Mientras estoy tomando mi vino, esta casa no deja de repetirme lo malo que es el alcohol para mi organismo. Lleva un conteo de todas mis copas de vino esta semana y lo peor, es que no consigo callarla, la función de consejo y bienestar siempre está activa, así fue diseñada. Todos actualmente desean seguir al pie de la letra lo que se supone se debe hacer y aunque al principio fue bastante retador, ya estoy harta, empiezo a tener mis actitudes tercas (porque ya sabes, tengo 57 años) y quiero hacer lo que me dé la gana sin que una estúpida casa me recuerde a toda hora lo que debo y no debo hacer. 

Lo siento, ya me exalte, necesito más vino (menos mal la función de consejo y bienestar aún no está disponible en los supermercados más que como avisos digitales cada vez que tomas un producto. La clave está en que no te hablen) y aunque ya se lo que me va a decir la casa, estoy anunciando una emergencia de una manera que no se ve todos los días. Y eso que no te he dicho lo peor (otra vez yo y mi nula sutileza), piensan sacar una actualización donde la casa pueda evitar de manera física tus malos hábitos, por ejemplo, sacándote de la cama en las mañanas después de las 7 am (Y ya sabes que eso para nosotros es un sacrilegio), bloqueando tu nevera y cosas así por el estilo. Si eso pasa, te juro que me iré a vivir al monte. Allí viven algunas personas, pero ya te imaginarás su situación de seguidores y me gusta en Instagram y créeme, en este momento eso lo es todo…lastimosamente.

En conclusión, compra una casa grande, agradable, con techo alto como soñábamos, incluso con piscina si quieres, pero nunca una casa inteligente, no permitas que una casa te diga ni mierda.

Posdata: usa más contorno de ojos y consume menos gluten.

Atentamente,

Daniela 

Comentarios

  1. Me encanta, me encanta todo lo que escribes pero con este no me quedó duda que quiero un libro tuyo...

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